viernes, 27 de julio de 2018

HACER EL BIEN NO ES GRATIS


Hacer lo bueno en un mundo malo, gobernado por el maligno, siempre tendrá algún costo, a veces muy alto.
El simple hecho de ceder tu asiento a una persona mayor o a una mujer, conlleva el costo de abandonar tu comodidad y viajar parado; tu buena acción no es gratis para ti, la comodidad que brindas a otro, te cuesta a ti. Si eres esposa y madre y quieres hacerle bien a tu familia también tendrás que pagar un alto precio, y esto será de por vida; lo... mismo si eres esposo y padre, el bien que hagas te costará.


También en la historia de la humanidad figuran innumerables persona que hicieron cosas buenas y les costó muy caro, tanto que tuvieron que pagar con su propia vida; porque en muchos casos su invento, como el automóvil que funciona con agua o el remedio que cura el cáncer, iba contra grandes interese económicos que los poderosos no estaban dispuestos a perder.
Ante este costo que se debe pagar, muchas personas abandonan la empresa del bien, y no hacen nada, o puede que hasta hagan el mal y saquen algún provecho; tal vez las mayorías están en este último grupo, y por eso el mundo está como está.


¿Qué es entonces lo que impulsa a algunos ha hacer el bien? Hacer el bien es un acto de amor y también un acto de fe. Es un acto de amor, sencillamente porque tal persona ama, y ese amor lo impulsa siempre a lo bueno, no podría ser de otra manera. Y es un acto de fe, porque la persona no está pensando en sacar siempre tajada de todo lo que hace, y piensa en el fruto que tiene esa buena acción en el aspecto espiritual… pero además es un acto de fe, porque entiende que el bien agrada a Dios y por eso debe hacerlo aunque le cueste; sin embargo siempre el costo es poca cosa cuando se ama y se tiene fe.



Traigo este pensamiento a mi propio corazón y me pregunto ¿Qué significa amar, tener fe y ser creyente? ¿Es acaso pensar siempre en recibir, pasarla bien y vivir seguro, o estar dispuesto a pagar el precio que implica hacer lo bueno, amar y tener fe?
Cuando solo hacemos el bien, para recibir el premio por ese “bien”… es una forma de negociar con Dios, como los paganos negocian con el diablo.

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